IGLESIA
SAN JOSE
IGLESIA DE LOS JESUITAS
PUERTO MONTT
* Nuevas fotografías del templo de enero 2016 luego de la 1º sección de ésta investigación
y otras fotografías antiguas y documentos en la última sección
y otras fotografías antiguas y documentos en la última sección
“Feliz ha sido el año 1872 para la Residencia de Puerto Montt así en lo material como en lo espiritual. Los trabajos de nuestra iglesia, cuya primera piedra se había colocado el 25 de diciembre del año pasado (1871), han continuado con tanta actividad que ha podido bendecirse al cabo de un año, a pesar de haberse tenido que dar un gran corte en el cerro para formar el plano del terreno en que se iba a edificar; y de no haber acopiado ninguno de los materiales, ni de haber en este naciente pueblo depósito de que poderse proveerlo.
El indicado corte mide 18 varas de frente. 10 de fondo y 15 de alto, por término medio, por lo cual se han removido 2700 varas cúbicas de tierra, cuya mayor cantidad ha sido transportada a una cuadra de distancia para terraplenar esta misma calle de Rengifo y la de Rancagua, en la cual al mismo tiempo hemos trabajado un puente y formado un tajamar para encajonar el Estero. Con esto el pueblo ha sido muy favorecido, porque se ha cegado un gran pantano y habilitado una calle antes intransitable en que había ya dos importantes edificios públicos. Con este corte hemos conseguido un área de 180 varas cuadradas de terreno plano y se ha remediado el gran derrumbe que tanto daño nos hacía cada año tras la cocina. A este efecto y para impedir que se derrumbara el trozo cortado de nuevo, se ha levantado a su pie un paredón de piedra roca de 35 varas de largo por 2 ½ de alto y más de una vara de espesor en su base. La tierra vegetal del terreno en que se ha edificado la Iglesia ha sido transportada toda del lado del norte, donde se ha formado una buena huerta que nos está dando abundantes hortalizas y luego nos dará mucha fruta.
Cavados los cimientos unas dos varas hasta dar con un terreno bien firme, se fraguaron estos con pura piedra. De las 345 toneladas de esta que se han invertido en ellos y en el indicado paredón, parte se han recogido en la playa de esta bahía, y parte se han traído de la costa de San Francisco distante siete leguas y lo demás ha sido del cerro. Un protestante nos dió gratis y con mucho gusto una tierra gredosa muy apta para fraguar los cimientos, y que tenía en su chacra a unas cuatro cuadras de nuestra casa. Hechos y nivelados estos se tendieron sobre ellos los durmientes es decir vigas de alerce de doce pulgadas en cuadro, no solo en todo el contorno del edificio, sino también en las cuatro líneas en que se habrían de colocar 14 columnas para formar las tres naves del cuerpo principal y las tres del crucero. Por tener tan solo 33 varas de largo de plano y 24 de ancho el terreno que se nos daba para la Iglesia, el Padre superior ideó el darle este forma poco común, pero que le habría de dar gran belleza y una singular majestad.
A la nave principal le dió siete varas de ancho contadas desde las columnas, y diez varas treinta pulgadas de alto; a cada columna cinco varas de alto. Fueron asentadas sobre zócalos de 21 pulgadas de alto a la misma altura que el presbiterio; a este se le dieron 8 varas 6 pulgadas de fondo. De columna a columna y de estas a las pilastras que les corresponden en todas las paredes hay 3 ½ varas; las pilastras sobresalen de las paredes 4 ½ pulgadas y son artesonadas como también los arcos que de columna a columna cruzan la nave principal y la plataforma de los arcos. La altura de las naves laterales es de 5 varas 30 pulgadas. Por consiguiente la Iglesia mide por dentro 33 varas de largo y 15 varas de ancho en el cuerpo de la Iglesia con 23 varas y 2 pies en el crucero.
A uno y otro lado del presbiterio se levantaron dos piezas de 8 varas de largo y 6 de ancho para dos sacristías, una de estas serviría de baptisterio y capilla parroquial mientras se habilita la parroquia.Las paredes están formadas con postes de 9 pulgadas de ancho, de roble apellinado, y de alerce los de las esquinas y los de las puertas. El intermedio entre las puertas se ha rellenado con piedras labradas de cancagua asentadas en cal. El gran zócalo de la fachada es toda de la misma piedra labrada a cincel. El pavimento es de tablones de mañío de pulgada y media y algo más de espesor. El orden de arquitectura en el interior es el corintio.
Por la noche de Navidad solo estaban acabadas y pintadas la bóveda del Presbiterio, que es un semicírculo perfecto asentado sobre una pequeña moldura compuesto de un rodón y una media caña con su filete intermedio. Entre esta moldura y la cornisa corre un zócalo de 17 pulgadas a fin de que la cornisa no tape el arranque de la bóveda. Un tercio de ésta por cada costado está cortado por las bovedillas elípticas que se han trabajado para dar paso a la luz de las ventanas que están en el fondo de ellas, y para poner las de las dos tribunas contiguas al Presbiterio.
La cúpula elíptica del crucero, y las conchas de las cuatro esquinas sobre que aquello han de descansar sólo quedaban indicadas. El día de Navidad las cornisas de arte estaban trabajadas pero no colocadas por impedirlo los andamios.
Tres de las bases de la columnas y la moldura de los chapiteles quedaban puestos pero no los demás, por haber sido mucho más trabajoso de lo que se creía en razón de haberse encogido como una pulgada cada una de las piezas. No estaba bien seca la madera de muermo de que se tornearon.
Catorce ventanas en la parte superior de la nave principal, cuatro en los extremos de las naves laterales del crucero y una redonda en la fachada, y los medios puntos de las dos puertas de las naves laterales le dan luz suficiente. No fue posible colocar las tres grandes puertas de la fachada por no estar bien secas, pero si dos de cada sacristía, y una al final de cada uno de los corredores que dan en el crucero. Todas ellas así como sus pilastras y cornisas de buen gusto y bellamente labradas.
La torre que tiene tres cuerpos, el primero cuadrado, el segundo octagonal y el tercero redondo en forma de templete, estaba armado pero no concluida. La lluvia no había permitido fijar sus molduras. Ella termina en una vistosa cruz en cuyo pie gira un ángel recostado de perfil y bien pintado en una plancha de cobre en ademán de tocar una corneta e indica el rumbo del viento. Su altura es de 26 varas y treinta pulgadas sobre la calle.
El piso de la Iglesia estaba enrajado (es decir entablado) con tablones de mañío de 13/4 pulgada de grueso. Ninguna de las paredes estaba retocada aún, sin embargo nos resolvimos a bendecirla para poder cantar la Misa en ella aquella noche y celebrar los días festivos a fin de facilitar al pueblo la asistencia a los divinos oficio y evitar el excesivo bochorno que en la capilla se sufría. Al efecto improvisamos cinco altares, dos de los cuales en seguida fueron perfeccionados y pronto serán pintados, a saber, los del Sagrado Corazón y de Nuestra Señora del Socorro, y aunque trabajados a toda prisa con las tablas y molduras desechadas salieron cómodos y vistosos.
Al anochecer del día 24 comenzóse la bendición solemne según el Ritual Romano, y después de ella se comenzó la novena del Niño Jesús con pláticas que hizo el Padre Teodoro. A la media noche se dió principio a la Misa solemne después de la cual hubo adoración del Niño Jesús. El concurso fue numerosísimo, y sin embargo la Iglesia no se llenó. La iluminación aunque moderada reflejándose en la blanca bóveda le daba mucho esplendor y los ánimos de este pueblo recibieron una expresión religiosa que rara vez había tenido. Todos bendecían al Señor que les acababa de proporcionar un templo para reunirse a celebrar los oficios divinos. El día de Pascua todas las Misas fueron muy concurridas, y desde entonces se nota que vienen a ella algunos sujetos que anteriormente no pisaban el umbral sagrado. Otra de las apreciables ventajas que se han obtenido es a favor de los predicadores y cantores porque la voz resuena en ella”.
Hasta aquí el relato de la “Historia domus Puerto Montt seu Melipulli”.
Finalmente, hay que recordar que esta iglesia fue afectada seriamente por el terremoto del año 1960, y se reconstruyó manteniendo la torre, las paredes laterales, las columnas, la cúpula y el crucero original.
Iglesia Jesuita alrededor de 1875, mostrando su arquitectura original, fue bendecida y abierta a la comunidad en la Navidad de 1872
Iglesia Jesuita en 1905, al costado derecho ya se ha construido el primer edificio del Colegio San Francisco Javier
Una panorámica de 1946 de calle Rengifo, al fondo se aprecia la Iglesia Jesuita
Terremoto de 1960
(DOCUMENTO DE: Centro de Estudios del Patrimonio Histórico de la Provincia de Llanquihue (CEPH), de Alejandro Torres, www.ceph-puerto-montt.blogspot.com, 1 de octubre de 2008, extractamos de la “Historia Domus Puerto Montt Seu Melipulli”, tomado del Arzobispado de Puerto Montt en www.arzobispadodepuertomontt.cl)
UBICACION: calle Guillermo Gallardo 269, Pto. Montt
(FOTOGRAFIAS DE 2014)
Iglesia Jesuíta San José de Pto. Montt
(fotografías del 12 de enero de 2016)
El campanario jesuíta desde la isla Tenglo
FOTOGRAFIAS DE WFL, 12 ENE. 2016
(fotos antiguas del Colegio San Javier de Pto. Montt)
La iglesia de los jesuítas durante un funeral
(Revista "Sucesos" de Valparaíso, N.373, 20 oct. 1909)
(folleto de la iglesia San José de Pto. Montt)
www.chiledel1900.blogspot.com
(DOCUMENTO DE: Diario El Llanquihue, 18 de octubre de 2008,
del Centro de Estudios del Patrimonio Histórico de la Provincia de Llanquihue (CEPH))
CONSULTAR
COLEGIO SAN JAVIER DE PTO. MONTT
Al igual que en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, donde se nos propone “Quemar las Naves” para dar la vida sin mirar atrás, el 17 de marzo de 1859 el vapor “Prince of Wales”, en el que viajaban los primeros jesuitas provenientes de Alemania, se hundió lentamente tras chocar con una roca en las cercanías de Ancud, perdiendo en las profundidades del mar todos sus enseres, quedando en sus manos la sola fe y las energías para trabajar en su nuevo lugar de misión, la recién fundada ciudad de Puerto Montt.
Pareciera que Dios quería dejar bien en claro a estos tres pioneros jesuitas alemanes que El los necesitaba libres de ataduras y seguridades materiales para llevar a cabo la misión que tenía pensada para Puerto Montt, donde habían llegado para quedarse.
Esta misión da inicio sin duda a una de las aventuras más hermosas y apasionantes de Puerto Montt, que se plasmó en un sueño llamado Colegio San Francisco Javier, junto con el establecimiento de la Iglesia Católica en esta región del sur de Chile.
La fundación de Puerto Montt el 12 de febrero de 1853 coincidió con la llegada de los primeros colonos de habla alemana, la mayoría de ellos luteranos y en menor proporción católicos. Como estos últimos, en su nueva tierra se hallaban sin asistencia religiosa, no sólo por la escasez de sacerdotes sino por su idioma. Monseñor Francisco de Paula Solar, Obispo de la Diócesis de San Carlos de Ancud solicitó al Padre Pedro Beckx, General de la Compañía de Jesús, algunos sacerdotes alemanes, a fin de que pudieran atender a sus coterráneos. El Padre General accedió a la petición y envió a los Padres Teodoro Schwerter y Bernardo Engbert quienes partieron desde Alemania acompañados del Hermano José Schöber, arribando a las playas del naciente Puerto Montt el día 22 de Marzo de 1859.
Estos jesuitas llegaron con un propósito que inspiraba todo su quehacer: evangelizar. Tarea que concretaban a través de la catequesis y de las misiones que emprendieron recorriendo con inmensas dificultades toda la zona desde Valdivia al sur. Aunque la educación no estuvo entre las prioridades al comienzo de este proceso de evangelización, al poco tiempo de haber arribado, se percataron de que la enseñanza era un instrumento fundamental si querían concretar el proyecto de mantener vivo el espíritu del Evangelio.
Nace así la idea de crear la Escuela San José, en la que se pudiera entregar una formación católica a los hijos de colonos alemanes y chilenos. Lo que en un principio se vió como una labor menor, fue cobrando un gran impulso hasta convertirse en el quehacer prioritario de la Compañía de Jesús en esta zona. La autorización oficial para el funcionamiento de la escuela llegaría el 15 de abril, impartiendo lectura, escritura, catecismo, gramática castellana, geografía, dibujo lineal y un idioma extranjero.
Con el tiempo y viendo la intensa labor llevada a cabo por la escuela, el Padre Enrich soñaba que se formalizara un buen colegio, dado que la población proveniente de Alemania seguía creciendo. Fue así que, el 27 de abril de 1882 se abrió el nuevo colegio con el nombre de “San Francisco Javier”. Este nombre nace de la admiración que tenían los jesuitas alemanes hacia el santo patrono de los misioneros por su afán apostólico y tenaz capacidad evangelizadora. En 1893 el colegio se traslada a calle Guillermo Gallardo, al costado de la iglesia construida en 1872.
La labor de los jesuitas no se reducía al trabajo en el colegio. Lo que estaba en el horizonte de sus ocupaciones era la ciudad entera y gran parte de la región. Justamente a ello se debió que en 1894, bajo la dirección del Padre Lorenzo Wolter, se construyera un campanario en lo alto del cerro en el centro de la ciudad para anunciar las festividades religiosas y avisar de otros acontecimientos a la comunidad. Para tal efecto, cuatro campanas de distintos tamaños fueron encargadas a Austria. En cada una de ellas aparece grabada una imagen sagrada: la de mayor tamaño está dedicada a “San José”, las restantes al “Sagrado Corazón”, a la “Virgen Inmaculada” y a “San Ignacio”, fundador de la Compañía de Jesús.
Una carta del Padre Luis M. de Bassóls al Padre Juan Capell, escrita desde Puerto Montt el 17 de mayo de 1916, indicaba la diversidad del apostolado realizado:
“Una de las cosas que impresionan más gratamente el ánimo al venir a estas regiones del Sur de Chile, es ver la labor intensa, continua y eficaz con que nuestros PP. alemanes han cultivado en estas poblaciones riquísimas ahora, y llenas de pobreza y trabajos antes; las muchas capillas que han levantado, las parroquias que han formado, que ahora regentan sacerdotes seglares, y las muchas almas que han llevado a Dios N. S. Las gentes de aquí recuerdan con una veneración extraordinaria los nombres de aquellos abnegados varones que los instruyeron y auxiliaron en todas sus necesidades, conservando para la Compañía el más profundo cariño”.
Para 1916 y 1917 se establecen el Tercer y Cuarto año de Humanidades (1º y 2º Año Medio). En 1917 se inauguró un curso de comercio y contabilidad, que funcionó hasta 1930. En éste se formaron numerosos comerciantes y contadores que tuvieron gran influencia en la ciudad. En 1923 el colegio recibe una matrícula de 203 alumnos. En 1949 se gradúa la primera promoción de Sexto Año Humanidades (hoy 4º Año Medio).
Para su primer centenario, en 1959, el colegio contaba con 700 alumnos.
El 2008 se incorporaron las primeras mujeres alumnas.
En agosto del 2011 se realizó el traslado a las dependencias de Pelluco Alto.
FUENTE: Colegio San Javier de Pto. Montt, www.colsanjavier.cl
(Revista "En Viaje" de Ferrocarriles del Estado, N.17, mar. 1935)
(Revista "En Viaje" de Ferrocarriles del Estado, N.41, mar. 1937)
(Revista "En Viaje" de Ferrocarriles del Estado, N.97, nov. 1941)
(Revista "En Viaje" de Ferrocarriles del Estado, N.224, jun. 1952)
(Revista "En Viaje" de Ferrocarriles del Estado, N.272, jun. 1956)
(Revista "En Viaje" de Ferrocarriles del Estado, N.301, nov. 1958)
(folleto SERNATUR 1980)
PTO. MONTT, 21 de enero de 2016
A mi mamá Reina y mi hermana Lorena
(fotografía en reflejo en el Mall de la costanera)
FOTOGRAFIAS DE WFL, 12 ENE. 2016