IGLESIA SANTUARIO
NIÑO JESUS
VILLA ALEGRE
(Linares)
(Linares)
IGLESIA
SANTUARIO NIÑO JESUS - VILLA ALEGRE
Villa
Alegre se ubica en el Valle del Río Loncomilla, a 29 kms. al sur de Talca y es
un típico pueblo campesino de la Zona Centro Sur. Actualmente el sector
desarrolla su actividad con la producción de frutas, vinos y ganado.
Azotado
por diversos terremotos, el poblado ha tenido que lamentar la destrucción de
muchas antiguas construcciones de estilo colonial, como algunas casas
patronales, que han desaparecido o se mantienen en ruinas.
ORIGEN
DEL PUEBLO
En
1546 las tierras de Loncomilla fueron entregadas por Pedro de Valdivia en el
antiguo sistema de encomienda a Juan de Cuevas.
El
pueblo fue fundado el 18 de noviembre de 1852 y desde el 22 de diciembre de
1891 es una comuna de la Provincia de Linares.
LA
PRIMERA CAPILLA Y LA DEVOCION AL NIÑO JESUS
En
1740 la hacendada Casilda Castro y Bruna construye la primera capilla del
sector. Y cuando llega al pueblo María Irene Hormazabal y Cisternas, quien
funda la Escuela Elemental de Villa Alegre en 1871 (actual Museo Histórico de
Villa Alegre), promueve también la construcción de una iglesia.
La
señora María Irene recorría los campos llevando en sus manos una imagen del
Niño Jesús, que actualmente es venerada en el Santuario, pidiendo la
colaboración de los vecinos con su conocido lema: “Hay que construirle una casa
a este Niño”.
EL TEMPLO DEL NIÑO JESUS
Es
así que en 1885 con la ayuda recolectada y el apoyo directo del presidente José
Manuel Balmaceda, tras asumir como Jefe de Estado en septiembre de 1886, que se
adquirió una propiedad en el pueblo.
En 1890, mientras se concluía la construcción del templo, el Obispo de Concepción, monseñor Plácido Labarca, nombra primer Vice Párroco de Villa Alegre al padre Guillermo Jünemann, que estaba radicado en San Javier.
El 8 de abril de 1892 es bendecido e inaugurado el templo, cuando es Vice Párroco el padre José Tomás Benavente. Pocos meses después, fallecería la su insigne benefactora, la señora María Irene, conocida como la “Hermana María”.
El
templo fue diseñado y construido por el arquitecto italiano Eduardo Provasoli,
con un estilo neoclásico, en una nave de 30 por 90 mts., en adobe y madera, y
asentado sobre cimientos de piedras de río. Originalmente el pórtico era de cal
y ladrillo, las paredes interiores pintadas y decoradas, con el cielo raso y
piso de madera de roble. Junto a la iglesia existía un cementerio que perduró
hasta 1938, cuando el párroco Rafael Ruiz construyó el nuevo Campo Santo
parroquial.
Los
archivos sobre la construcción de la iglesia y un monolito en la plazuela
parroquial, indican también a otros benefactores, como Ascencio Astorquiza, José
Astorquiza, Cesareón Encina, Eusebio Sotomayor, Manuel Salvador del Campo, Ricardo
Silva, Zenón Rodríguez, Luzmira Valdés, Sotero Wiff, Querubín Vivanco, Fernando
Encina, Felipe Sabalaga e Hipólito Muñoz.
El 4 de diciembre de 1899 el obispo Plácido Labarca erige la Parroquia del Niño Jesús de Villa Alegre y designa a su primer párroco, el padre Federico Maturana.
En 1903 el Municipio de Villa Alegre levanta un monumento en honor a la hermana María en la plazuela de la parroquia, que hasta 1934 fue plaza central del pueblo, cuando se construyó la Plaza de Armas frente a la Municipalidad.
En 1922 un violento temporal azotó la Zona Sur dañando al Santuario. Parte del techo fue destruido y el campanario fue derribado, siendo reconstruidos poco después.
En
1969 fueron trasladados a este templo los restos del abate Juan Ignacio Molina,
hermano jesuita chileno que fue expulsado de Chile en 1767, junto a todos los
miembros de la Compañía de Jesús de los dominios españoles. Radicado en Italia
fue ordenado sacerdote, falleciendo en 1829. Había nacido en 1740 en estas
tierras de Villa Alegre, en la Hacienda Huaraculén, y tuvo una vida
apegada a las artes, estudios científicos, de historia, geografía y biología.
En
1979 el Santuario del Niño Jesús fue declarado Monumento Histórico Nacional.
La
principal fiesta religiosa desarrollada en el Santuario se efectúa en Navidad.
EL TERREMOTO DEL 2010
El
terremoto del 27 de febrero de 2010 causó severos daños al templo, que se veía
casi perdido y en la necesidad de demolerlo.
El
Santuario fue restaurado gracias a fondos del Gobierno Regional y a la
Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, siendo entregado el
24 de noviembre de 2018. Para esto se reforzaron las terminaciones de los muros
con vigas de roble y de fierro galvanizado. Asimismo, se pintó el cielo falso y
se adecuó nuevamente la fachada con tres arcos sostenidos por columnas y con un
pequeño campanario.
FUENTES:
“Este Niño necesita una casa”, Homilía del Obispo de Linares, monseñor Tomislav
Koljatic M., 9 de diciembre de 2018, periódico “Buena Nueva”, Obispado de Linares,
www.pbndelinares.cl; Consejo de Monumentos Nacionales, www.monumentos.cl; “Historia
de la Diócesis de Linares”, padre Silvio Jara Ramírez, Obispado de Linares,
2009; Obispado de Linares, www.obispadodelinares.cl; “Descubre Linares”, Francisco
Guzmán J., www.descubrelinares.cl; “Villa Alegre”, Subsecretaría de Desarrollo
Regional y Administrativo, www.subdere.gov.cl; y “Plan de Desarrollo Comunal
2008 - 2012”, Municipalidad de Villa Alegre
*
La señora María Irene Hormazabal y Cisternas llegó desde Cauquenes y fue
conocida como “Hermana María”. No se pudo aclarar si pertenecía a una
Congregación Religiosa por la poca información existente. Las hermanas del Buen
Pastor llegaron a Cauquenes en 1885 (”Estado de la Iglesia en Chile”, Acción
Católica, 1946). En “Historia de la Diócesis de Linares”, padre Silvio Jara
Ramírez, Obispado de Linares, 2009; aparece su nombre bajo el título: “Otros
laicos prominentes”.
UBICACION:
29 kms. al sur de Talca, vía Ruta 5 Sur; o Ruta L-26 vía San Javier (10 km al
sur); 21 kms. al norte de Linares, vía Ruta 5 Sur o Ruta L-202 vía Putagán
MUSEO MUNICIPAL
CEMENTERIO PARROQUIAL
ANTIGUAS CASONAS EN LA RUTA DE ACCESO NORTE A VILLA ALEGRE
FOTOGRAFIAS DE WFL, 18 ENERO 2019
Guía TURISTEL 2004
JUAN
IGNACIO MOLINA
Hijo
de Agustín Molina y Francisca González Bruna, nació en la hacienda de Huaraculén
en 1740.
Su
niñez transcurrió en Talca, donde fue educado por los jesuitas. Luego,
prosiguió sus estudios en Concepción y Santiago, siempre bajo la tutela de la
Compañía de Jesús.
En
1757 destacaba por sus dotes intelectuales a pesar de sus 17 años de edad, fue
nombrado catedrático y bibliotecario de la casa grande de la Compañía de Jesús
en Santiago. Dominaba varios idiomas. En 1767 era un hermano estudiante y debió
partir al exilio junto a los demás miembros de la orden, expulsados por el rey
Carlos III de España.
Viajó
a Italia y vivió en Imola hasta 1773, cuando se ordenó sacerdote.
Luego
se trasladó a Bolonia, donde dedicó su tiempo a las labores sacerdotales y a
los estudios de Historia Natural.
En
1782 publicó su obra “Ensayo sobre la Historia Natural de Chile”, con temas en climatología,
botánica, geología, zoología, mineralogía y geografía. Su redacción le fue muy
difícil, pues no estaba en Chile, por lo que recurrió a sus recuerdos y a informes
de distintos viajeros europeos.
En
1787 publicó ”Ensayo sobre la Historia Civil de Chile”, que narra los
acontecimientos en Chile desde la Conquista hasta 1655, libro que fue traducido
al alemán, inglés, español y francés.
Se
incorporó al Instituto Pontificio de Bolonia y fue reconocido como naturalista
e incluso lo visitó Alexander von Humboldt.
Conseguida
la Independencia de Chile, quiso retornar a la hacienda que lo había visto
nacer, pero esto no sería fácil. Las disposiciones del gobierno de O’Higgins se
lo impedían y aunque el Senado reparó el error en 1820, su avanzada edad le
imposibilitaba viajar. Por ello, rechazó la oferta que
personalmente
le hiciera en Italia, José Ignacio Cienfuegos en 1823. En septiembre de 1829, a
los 89 años de edad, falleció en una casa que le habían obsequiado sus
discípulos.
(*Revista
“Icarito”, diciembre de 2009, Grupo COPESA, www.icarito.cl) (MODIFICADO)
LLEGADA
A CHILE DE LOS RESTOS DEL ABATE MOLINA Y EL SECUESTRO DE SU URNA EN LINARES
A
MEDIO SIGLO DE LA LLEGADA DE LOS RESTOS DEL SABIO ABATE JUAN IGNACIO MOLINA A
VILLA ALEGRE
EL
RETORNO DEL ABATE MOLINA
En
enero de 1965, se constituyó el Comité Nacional Conmemorativo del
Sesquicentenario de la obra científica del Abate Juan Ignacio Molina, destinada
a recordar y honrar al ilustre intelectual. Entre los numerosos propósitos
que formuló el Comité, estaba el de repatriar sus restos y sepultarlos en
“suelo chileno”, sin definir el lugar exacto.
Sin
embargo, por gestión personal de César Orlando Navarrete -a la sazón Inspector
General del Liceo de Talca- y de don Juan Schilling, se vislumbró la
posibilidad de que los restos fueran depositados en Villa Alegre, al
dirigir éstos una nota a la Municipalidad- y que se conoció en sesión de
regidores del 21 de julio de 1965 bajo la presidencia del Alcalde José Ilic
Toro – donde solicitaban autorización para iniciar gestiones ante las esferas
de gobierno con este objetivo. Desde luego, ésta fue concedida y, desde ese
instante, tanto la corporación edilicia de esta comuna y la
provincia de Linares, se unieron con este fin.
LA
REPATRIACIÓN DE LOS RESTOS.
El
10 de agosto de 1965, el Comité solicitó por oficio al Ministerio de Relaciones
Exteriores iniciar las diligencias para traer los despojos a
Chile. La pequeña urna de madera de pino barnizada imitación cedro,
llegó al aeropuerto de Los Cerrillos en un vuelo de ALITALIA a las diez y seis
cincuenta y cinco horas del 20 de diciembre de 1966. Fue recibida por el
Subsecretario de RR.EE. Pinochet de la Barra, el Embajador de Italia, Paolo
Pausa, el Edecán Aéreo de S.E., Comandante Eduardo Fornet, el Alcalde de Villa
Alegre, José Ilic y delegaciones de los P.P. Jesuitas. Al bajar del avión, los
restos fueron recibidos con discursos de Pinochet de la Barra y del Secretario
Ejecutivo del Comité, Rodolfo Jaramillo. Al informar del acontecimiento, El
Mercurio expresó que, en definitiva, los restos se enviarían a Villa Alegre
“que fuera su ciudad natal”[1].
De
Los Cerrillos, la urna se trasladó hasta la Catedral de Santiago, donde fue
saludada con un oficio fúnebre por el Cardenal Raúl Silva Henríquez, quedando
luego depositada en la Cripta Arzobispal.
Tras
diversos homenajes, en abril de 1967 se les envió a Talca pese a que el
destino final era Villa Alegre.
En
el aeródromo de Panguilemo, la delegación santiaguina, encabezada por el
Subsecretario de RR.EE. Pinochet de la Barra fue recibida por el
Intendente Bernardo Mandiola Cruz, el Alcalde de Talca, José Fernández Llorens
y otras autoridades. La urna fue transportada a la ciudad en un furgón de
Investigaciones y, tras un homenaje frente al Liceo de Hombres, llegó hasta la
Catedral, donde se le depositó al pie del Altar Mayor. Después de una
oración fúnebre del Padre Ernesto Rivera, los restos quedaron ubicados en la
sala bautismal, junto a la puerta izquierda del templo, donde podían ser
visitados por el público.
En
la Catedral de Talca, rodeados de talquinos que no disimulaban su deseo de
convertirse en sus depositarios permanentes, quedaron los errantes huesos del
sabio. Se sabía que Villa Alegre era “el destino final”, pero, esta comuna
tenía poco que ofrecer e incluso aún no precisaba el lugar en que descansarían
para siempre, argumento que no restaba razón a Talca, que tenía una hermosa
catedral o el Liceo presuntamente fundado por el Abate. El comentarlo se hizo
persistente y Linares se alarmó.
En
agosto de 1967, la municipalidad villalegrina aún no tenía clara la
manera de acoger los restos del Abate Molina. En sesión del 3 de agosto de ese
año, el regidor Roberto Gutiérrez Palacios propuso, entre otras
consideraciones, adecuar un lugar del templo parroquial como cripta. No
obstante que esta idea prevalecería, pasaron dos años en que todo quedó
inmóvil.
LOS
RESTOS DE MOLINA SON EXTRAVIADOS (O SECUESTRADOS) EN TALCA
Pero,
la creación en Talca de un “Comité Abate Molina”, al margen del legal y
nacionalmente reconocido, presidido por el Rector del Liceo de esa ciudad,
Mariano González Inzunza e integrado por Germán Sánchez Lorca y Jorge López Campos,
inquietó a los linarenses. Mesa Seco, que participó directamente en los
entretelones de aquellos días, expresa que aquel organismo no tenía otro
objetivo que quedarse con la urna en forma definitiva, o por lo menos hasta que
Villa Alegre no tuviese un algún lugar adecuado o monumento erigido al Abate,
donde depositarlos, todo ello para intentar burlar la ley 16.606.
Pero
la posición del comité talquino comenzó a debilitarse. Fue entonces que
se anunció que los restos habían desaparecido de la Catedral de Talca.
La
noticia de la pérdida de la urna causó conmoción en Linares. Una delegación de
esta ciudad, encabezada por el Intendente Subrogante Manuel Francisco Mesa Seco
(que remplazaba al titular, Héctor Taricco Salazar) viajó a Talca y sostuvo una
áspera entrevista con las autoridades y miembros del comité, En un
ambiente de gran tensión, se enrostró a los linarenses no habérseles invitado a
las ceremonias de traslado, mientras que éstos retrucaban que no podía hablarse
de descortesías si el programa de traslado se le había comunicado al Intendente
Mandiola.
Entretanto,
el Presidente del Comité Nacional, Roque Esteban Scarpa, alarmado por el grave
giro que tomaban los acontecimientos -y donde incluso se hablaba de pedir un
Ministro en Visita- envió un telegrama a la Intendencia, comunicando el viaje a
Talca del Secretario del Comité, Rodolfo Jaramillo, “con plenas facultades”
para buscar una salida digna al conflicto. En esa espera, la situación quedó en
suspenso.
El
7 de octubre de 1967, alrededor de las diez de la mañana, llegó a la
Intendencia de Talca la numerosa delegación linarense, encabezada por el
Intendente Taricco, los gobernadores de Loncomilla y Parral, el Director de la
Escuela de Artillería, los alcaldes de Villa Alegre, San Javier y Linares, el
diputado Guido Castilla, representantes del comercio, de organismos juveniles,
etc. Un jeep militar se estacionó frente a la catedral, cuyas puertas
permanecían cerradas.
Ambos
bandos se reunieron en la Intendencia, con la presencia el Secretario Ejecutivo
del Comité Nacional, Rodolfo Jaramillo que había llegado un día antes desde
Santiago. El diálogo, nuevamente, estuvo muy distante de la cordialidad y se
llegó al borde del rompimiento absoluto.
Al
mediodía, agotados los argumentos, el Intendente de Linares indicó que se
llamaría al Presidente Eduardo Frei y, a renglón seguido, el diputado Guido
Castilla tomó el auricular para pedir la comunicación.
En
ese instante, el obispo Carlos González Cruchaga, que había observado en
nervioso silencio los acontecimientos, dijo: “Un momento, señores, perdónenme
un momento”, y solicitó hablar a solas con el Rector Mariano González y el
Padre Rivera. El diálogo duró unos minutos y, retornando, dijo que a las dos de
la tarde, la urna estaría en la catedral. Este antecedente es, además, una
nueva prueba de la intervención de ambos personeros en el ocultamiento de los
restos. Por su parte la prensa dijo que Monseñor González logró que “quienes
habían hecho desaparecer a urna, la depositaran nuevamente en su lugar”.
A
la hora indicada el disputado féretro del Abate Molina apareció en la sala
bautismal de la Catedral. La entrega fue sencilla sin que tuviese lugar
ceremonia alguna . A las catorce cincuenta horas, la urna fue sacada desde la
catedral por autoridades de Linares tras ser entregada por el Obispo Carlos
González. Mientras era llevada al exterior, en el órgano de la Catedral se
interpretó el Himno Nacional. Fue depositada en el vehículo
del ejército y cubierto con la bandera nacional. La comitiva se puso en marcha
precedida por un radio patrulla de carabineros. Ya con un pie en el auto
para partir, el Intendente Héctor Taricco paseó su mirada por los diversos
personeros talquinos -civiles y eclesiásticos- que observaban cariacontecidos
la partida del Abate desde la escala de la Catedral, y exclamó, en voz alta:
“Si esto ocurre en Linares, como Intendente, hago tomar presas a varias
personas”.
En
el puente de Maule una larga fila de autos, esperaba el retorno del sabio.
La
caravana entró por San Javier y cruzó por la calle principal de Villa Alegre,
donde se detuvo, para recibir el homenaje que se le tenía preparado y que
aguardaba desde la mañana. Arcos de flores y banderas saludaban al ilustre
coterráneo que, después de dos siglos, volvía al rincón nativo.
Considerablemente engrosada, siguió a Linares, donde los actos de
recepción debieron suspenderse por la tardanza.
En
el salón de Honor de la Escuela de Artillería, descansaron un tiempo las reliquias
del Abate. Sin embargo, como la extraña “pérdida” de la urna hiciera entrar en
sospechas a los linarenses, estos abrieron el féretro hallando los sellos
intactos y conforme los describía al acto notarial[2].
Los
talquinos, por su parte, calificaron como una tragedia lo ocurrido y acusaron
de “traición” al inspector del Liceo de Hombres, César O. Navarrete, quién,
como hemos visto, fue responsable en gran parte de lo acontecido. Hubo, sin
embargo, entre los propios talquinos, quienes reprobaron lo sucedido: con el
título de “Para nosotros fue ridículo”, se publicó en Talca, con el seudónimo
de E. de la F., un artículo que, en su parte fundamental, decía: “….Para
nosotros todo ha sido un sainete tragicómico de mal gusto que ha dejado
en mal pie la ciudad de Talca…[3]“.
RETORNO
A VILLA ALEGRE
Catorce
meses reposó en la Catedral de Linares el féretro del sabio, en espera que el
municipio villalegrino definiera el lugar en que se le acogería. Tenemos a la
vista las actas del Comité Abate Molina constituido en la comuna -presidido por
el alcalde Ilic- y que funcionó entre 1967-1969, donde constan las
innumerables vicisitudes y alternativas que se debatieron para determinar el
lugar de la sepultura, no faltándole razón a Talca cuando les enrostraba no
contar con un sitio digno para honrar al sabio. Partiendo desde la aseveración
del Alcalde Ilic en la Biblioteca Nacional, del 13 de septiembre de 1965 y
donde afirmó que en Villa Alegre “ya se construía la cripta”, se llega al 2 de
mayo de 1967, en que la sala de regidores acuerda ubicarla en el centro de la
plaza de Armas, tras fracasar la compra de dos predios para ese fin. Con este
objeto, se convocó a concurso público, utilizando un proyecto presentado por
don César O. Navarrete. El financiamiento se obtendría de las Intendencias de
Linares y Talca y de las Municipalidades de San Javier y Linares, además de los
recursos que pudiera aportar Villa Alegre. En el intertanto, se dispuso
depositar, “provisoriamente” los restos del sabio en Templo Parroquial.
Ocho
meses más tarde, el 16 de enero de 1968, el pintor Pedro Olmos y el
escultor Germán Mourgues expusieron ante la sala de regidores el proyecto
destinado a acondicionar un lugar de la parroquia para ubicar la cripta. Olmos
describe su idea de la siguiente forma: un mural de fondo con la imagen del
sabio en alegoría y, delante, una base de piedra y, sobre cubierta de madera,
la urna del sabio. El mural sería removible para una posterior reubicación.
Olmos rehusó cobrar por su trabajo.
Casi
un año después y a menos de dos meses de efectuarse el traslado, nada se
había comenzado aún en el templo villalegrino. El 23 de diciembre de 1968 Pedro
Olmos exhibió ante los regidores el boceto del mural a realizar. También se
muestra el modelo de la inscripción en piedra que elaboró el escultor Germán
Mourgues.
LA
URNA DEL SABIO LLEGA A VILLA ALEGRE
El
jueves 13 de febrero de 1969, a las siete de la tarde, en un camión de la
Escuela de Artillería, la urna fue transportada desde la Catedral de Linares
hasta Villa Alegre, escoltada por treinta efectivos del ejército, al mando del
Teniente Sergio Blümel Méndez.
En
la esquina de Avenida Estación y Comercio (Francisco A. Encina y Abate Molina
de hoy) el féretro fue cubierto por una bandera chilena que, en ese instante,
cedió doña Ana Colville de González, por cuanto los organizadores advirtieron
que se carecía del pabellón patrio para ese fin. Los restos fueron entregados
por el Obispo Salinas y recibidos por el Alcalde Ilic, quien pronunció un
discurso. Posteriormente intervino el Secretario Ejecutivo del Comité Nacional
Abate Molina, Rodolfo Jaramillo Barriga. Luego se ofreció una Acción de
Gracias. Al fin los andariegos restos el sabio fueron depositados en su lugar
de descanso definitivo.
Pese
a la grave contingencia vivida entre ambas provincias, el Intendente de Talca,
don Bernardo Mandiola Cruz, tuvo la noble actitud de concurrir a los actos de
Villa Alegre.
Sin
perjuicio de la comedida actitud del Intendente Mandiola, los talquinos demoraron
en cicatrizar de las heridas que les causó perder esta batalla. Por lo
menos en dos ocasiones representaron al gobierno central que los restos
del sabio seguían sepultados en un lugar “poco adecuado y digno”. En 1972
el Ministro de Educación Mario Astorga hizo notar esta situación al Alcalde de
Villa Alegre Manuel Muñoz. Sin embargo, la Declaración de Monumento
Histórico Nacional del Templo, alcanzada en 1979 puso término a estas
aprensiones y perpetuó la permanencia de los huesos del sabio en su solar
nativo.
La
gestión de lograr esta designación para la Parroquia del Niño Jesús de Villa
Alegre fue realizada durante 1978 por el autor de este trabajo.
*Escrito
por Jaime González Colville, Villa Alegre, febrero del 2019
[1] El
Mercurio, Santiago 21 de diciembre de 1966.
[2] Emma
Jauch, ya citada, refirió al autor de este trabajo que, durante el “secuestro”
de la urna, un gasfíter que hacía eventuales trabajos en Linares, le narró que,
en esos días fue convocado por el rector González Inzunza, junto a otros
personeros, a la cripta de la Catedral de Talca, advirtiéndole que debía
“llevar un soplete”. En esas circunstancias, se le pidió intentar abrir una
caja de plomo que, según se le explicó, contenía unos restos humanos que se
quería cambiar a otra urna de mejor calidad. El hombre, de sencilla condición,
previno a quienes le solicitaban este trabajo que la llama del soplete tal vez
podría calcinar también los huesos, lo que les hizo desistir de su
intento. Esta aseveración, narrada a varias personas, provocó la desconfianza
de los linarenses y la apertura comprobatoria del pequeño féretro.
[3] “Reproducido
por “El Heraldo” del 1 de Noviembre de 1967.
(*“A
medio siglo de la llegada de los restos del sabio Abate Juan Ignacio Molina a
Villa Alegre”, 22 de febrero de 2019,
VGráfico, medio informativo independiente de la Comuna de Villa Alegre y
el Maule Sur, www.vgrafico.cl) (COPIA ORIGINAL)