........

VIDA Y MUERTE DEL OBISPO JUAN SUBERCASEAUX ERRAZURIZ



El domingo 9 de agosto de 1942, cuando regresaba de la localidad de Condoriaco, ubicada en las serranías del margen norte del Valle de Elqui, entre los caseríos de Almirante Latorre y La Marquesa, falleció el Arzobispo de La Serena, monseñor Juan Subercaseaux, producto de un accidente automovilístico.


  
FOTOGRAFIAS (1 y 3) "Restauran cruz de Arzobispo Subercaseaux", 15/08/2016, Diario el Día, www.diarioeldia.cl; 
y (2) Carlos Valenzuela G., https://mapio.net/s/26405937/



“Historia de la Diócesis de Linares”, padre Silvio Jara Ramírez, Obispado de Linares, 2009









“Pedro Subercaseaux, pintor de la Historia de Chile”, libro sobre la exposición 8 de junio - 9 de julio de 2000, 
Casa Lo Matta, Vitacura, Santiago





Restauran cruz de Arzobispo Subercaseaux

15/08/2016, Diario "El Día" de La Serena, www.diarioeldia.cl

El 10 de agosto de 1942 el pueblo minero de Condoriaco se preparaba para celebrar simbólicamente la Fiesta de San Lorenzo. Se trataba de la principal actividad religiosa con que el clero y sus pobladores festejarían al santo patrono de los mineros. La localidad aparecía como uno distritos más pujantes en esta actividad, sobre todo tras el descubrimiento de los yacimientos de plata en Arqueros. Además, sus vecinos complementaban la actividades con la ganadería. La celebración había generado expectación, sobre todo porque se había anunciado una visita ilustre: El nuevo Arzobispo de La Serena, monseñor, Juan Subercaseaux Errázuriz. Sólo hace dos años había asumido el cargo y quería recorrer los templos que pertenecían a su jurisdicción. Sin embargo, la anhelada actividad terminó transformándose en tragedia. El religioso sufrió un accidente automovilístico en una empinada cuesta estaba a pocos minutos del pueblo. Según el relato de lugareños el día del hecho llovía intensamente y el conductor que manejaba el vehículo enfrentó el volcamiento de la máquina tras lo resbaladizo del estrecho camino. La noticia se esparció rápidamente y provocó impacto entre los fieles. Horas antes el arzobispo había estado en Almirante Latorre junto a sus habitantes. En esta localidad donde se desarrolla una Fiesta Religiosa desde 1925, existe un especial recuerdo. De hecho, en el interior del templo, existe unas de las pocas fotografías de Subercaseaux, como una forma de reconocer su labor pastoral.

LA CRUZ DEL RECUERDO

Durante décadas el trágico deceso fue recordado con una animita que con el tiempo se convirtió en una enorme cruz con una inscripción con su nombre y la fecha del deceso. Por lo solitario del paraje la estructura llamaba la atención de los automovilistas y la mayoría bajaba para interiorizarse de su historia. Pero, con el paso del tiempo y los continuos arreglos al camino, la cruz comenzó a deteriorarse. Es por ello que este año comenzó a gestarse una iniciativa para junto con recordar la imagen del prelado y su trabajo pastoral, también se desarrolló un proyecto para destacar el entorno. “En una oportunidad pasé por el lugar y vi en las condiciones en que estaba y algo había que hacer por recuperarla”, destacó Miguel Piñones, colaborador del trabajo pastoral de la Iglesia San Juan Evangelista. En esta tarea surgió un trabajo en conjunto con la minera San Gerónimo, quien actualmente está colaborando en el mejoramiento de la cruz y del espacio. De hecho, El Día logró conocer los avances de las labores, que se estima se inaugurarán en el mes de septiembre.Incluso, se tiene comprometida la visita del propio Arzobispo, René Rebolledo. “Con la compañía minera se comenzó a coordinar el tema de los materiales”, resalta Piñones.

HISTORIA RELIGIOSA

Juan Subercaseaux Errázuriz, había sido ordenado sacerdote el 3 de abril de 1920 y en 1935, obispo de Linares y luego de cinco años de labor en dicha diócesis, fue promovido a Arzobispo y trasladado a la arquidiócesis de La Serena a principios de 1940. Asumió oficialmente el 9 de abril de ese año en medio del recocimiento de la feligresía. Fue hijo de Ramón Subercaseaux Vicuña, un diplomático de carrera y embajador de Chile en la Santa Sede por más de dos décadas y de la escritora, Amalia Errázuriz Urmeneta, escritora. Fue educado en una familia profundamente católica y estudió en el prestigioso colegio jesuita de Santiago, “San Ignacio” y desde allí pasó directamente al Seminario mayor de Santiago, para continuar su educación.